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15 mayo 2013

'El Expreso de La Robla' inaugura una nueva ruta

El tiempo se para en el tren

'El Expreso de La Robla', que inaugura una nueva ruta (Bilbao-Gijón-Bilbao), partió ayer desde la estación de La Concordia

14.05.13 - BRUNO VERGARA |
Imagen del interior de 'El Expreso de La Robla'. / Bruno Vergara
Cuando viajar es un placer el reloj no existe. ¿Cuánto tardamos?, ¿cuándo llegamos?... Esas preguntas no se pronuncian en 'El expreso de La Robla', uno de los trenes turísticos de lujo de Renfe. Ayer inauguró una nueva ruta: 'Paraíso Infinito' (Bilbao-Gijón- Bilbao), un trayecto de cuatro días donde se descubre otro mundo. Partió desde la histórica estación de La Concordia. A simple vista ya impresiona. Nueve coches con capacidad para 54 personas, tres impresionantes salones y cuatro coches-cama con siete compartimentos cada uno.
Una vez dentro, el pasajero evoca tiempos románticos. El reloj se para. Las agujas no se mueven. Es más, retroceden. Los tres salones (Villa de Bilbao, Ciudad de León y Picos de Europa) están cuidados al milímetro. La alfombra recorre los pasillos, con mesas de madera a cada lado. Solo hay que descorrer las cortinas para contemplar desde sus amplios ventanales el paisaje. Montañas, verde… se puede respirar la naturaleza. Y siempre desde el tren. Sin moverse, sin prisa. El trayecto se disfruta como una estancia.
Es hora de comer. Un plato de pintxos mientras uno degusta un buen vino. La cortesía y la hospitalidad de la tripulación, atenta en todo momento, marcan la diferencia. Es un crucero sobre raíles. Tras el postre y un café, hay tiempo para descansar en los amplios sofás. Charlar con los compañeros de travesía, leer la prensa o un libro. En ese momento, por megafonía anuncian el primer destino: Carranza, a 52 kilómetros de Bilbao. Allí visitan el Karpin, un centro de acogida de fauna silvestre. Más de 300 animales de 60 especies diferentes. Panteras, ciervos, lobos, pumas, linces… no dejan indiferente a nadie. Además, dentro del recinto se puede ver el interior del Palacio Chávarri, una casa de cuatro alturas con 32 habitaciones construida en 1911, que albergó una guardería durante la Guerra Civil.
Tras un paseo por el parque es hora de coger fuerzas, y qué mejor que con una buena cena cerca de Torrelavega. Surtido de ibéricos, entrecot, merluza… De vuelta al tren, y con las pilas cargadas, los hay quien tiene ganas de continuar con las conversaciones. Lo hacen en los salones. Mientras, otros se van a sus compartimentos, donde no falta de nada. Hilo musical, armario, baño con ducha hidromasaje… Para que el descanso sea óptimo el tren permanece parado en la estación. Aunque la actividad en el convoy es constante. Cuando todos están en sus aposentos, la tripulación prepara las mesas para el desayuno buffet. Ya con todo terminado, solo existe el silencio. No se oyen las agujas del reloj. El tiempo se ha parado, el 'Expreso de La Robla' ha partido. 

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