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20 enero 2014

Agua a chorros en Pajares

La variante, ¿un naufragio anunciado?

19.01.14 - RAMÓN MUÑIZ | OVIEDO.
El 29 de julio de 1987, Margaret Tatcher y François Mitterrand
acordaban construir bajo el canal de La Mancha un túnel de 34 kilómetros. La aparición de agua y otros imprevistos triplicaron una inversión inicial de 4.500 millones que contaba con aportación privada. Seis años y medio después del inicio de las obras, los trenes estrenaban el paso.
La experiencia debía haber facilitado el reto que el Consejo de Ministros se marcó el 21 de febrero de 2003, al consignar 1.085 millones para que el AVE inaugurara siete años después la variante de Pajares. Una espiral de errores han complicado la mayor obra pública hecha en España. El Ministerio de Fomento lleva 3.000 millones invertidos y no cree que termine sin aportar otros 550. Ahora licita contratos para montar las vías y la catenaria, pero la titular, Ana Pastor, evita pronunciar en público la fecha de culminación que recogen esos contratos y que apunta a finales de 2015. Disculpa la precaución alegando que aún no tiene cerrada la solución a los dos principales problemas: las filtraciones y el desmoronamiento de una ladera en Campomanes.
Antes con el PSOE y ahora con el PP, la variante ha sido un secreto de Estado. En ocho años y medio, el ministerio sólo ha autorizado tres visitas de medios de comunicación al interior de los túneles; todas eran televisiones públicas. Son más de 3.000 los operarios que se han relevado en tan misteriosa obra y era cuestión de tiempo que alguno divulgara su 'álbum secreto'. El momento llegó esta semana. Desde un perfil de Facebook, un trabajador enseñó a todo el país fotografías tomadas el año pasado, con el agua entrando a chorros y las dovelas resquebrajadas.
«Sólo hay dos maneras de hacer un túnel: o bien, o mal. Aquí la preocupación que transmitió la Administración era la de avanzar cuanto más mejor y a eso jugaron las contratistas, a empujar las tuneladoras. Porque, cuantos más metros hacían, más cobraban ese mes, así que a unos y otros les parecía secundario cómo estaba quedando», denuncia el operario. Su relato coincide con el de otros técnicos que abandonaron las obras con el mismo desencanto.
¿Era evitable este desenlace? EL COMERCIO ha tenido acceso a diez informes internos encargados por el ministerio para conocer los problemas de aguas de la variante. El primero se realizó antes de que empezaran a trabajar las tuneladoras. Estima que las filtraciones no pasarán de un caudal total de 500 litros por segundo, las ve controlables y, como teme un exceso de presión encima de los tubos, plantea dejar entrar el agua para aliviarla. Eso sí, admite que los datos en los que basa sus cálculos son insuficientes y pide vigilar de cerca el problema, porque, de lo contrario, tras vaciar las bolsas de agua subterráneas, los tubos podrían empezar a atraer parte de los ríos de la superficie.
Los siguientes retratan cómo, conforme avanzan las tuneladoras, se secan los manantiales y abrevaderos de la superficie, confirmando que, en efecto, el caudal de los arroyos estaba ya desembocando en el interior. A pesar de estas constataciones, se opta por mantener el ritmo y fiarlo todo a un futuro trabajo de impermeabilización. El último documento -del que el Gobierno acaba de dar cuenta al diputado de IU Gaspar Llamazares-, con las tuneladoras ya apagadas y los dos tubos de 24,6 kilómetros abiertos, se duele del resultado, culpa a la falta de investigaciones previas y clama para que, en lo sucesivo, la Administración no lance las obras sin pasarse antes años investigando suelos y las aguas.
Julio de 2005: el aviso
Los contratos de los túneles se ofertaron como proyecto y obra: a los contratistas se les entregó un proyecto básico y luego cada uno debía detallar las soluciones constructivas precisas. El resultado de la fórmula radica en la competencia de los técnicos del ministerio para controlar a sus homólogos de la empresa privada. En lo tocante a las filtraciones, el proyecto básico daba margen a los privados, pero les fijó que la canaleta central de drenaje fuera capaz de acoger 1.000 litros por segundo.
FCC y Necso son los contratistas del Lote 1 y a ellos se confía el inicio de la fase de perforación. Mientras que los operarios montaban la tuneladora, los expertos de Eptisa hacían el estudio hidrogeológico. El documento se entrega a Fomento en julio de 2005 y, sin mayor detenimiento, el día 13 el 'topo' empezó a perforar el tubo Oeste ante un José Luis Rodríguez Zapatero que promete el AVE para 2009.
Eptisa anticipa que «el agua subterránea (...) constituirá uno de los problemas fundamentales» y señala 23 manantiales en superficie, de los que diez abastecen a tres poblaciones. Advierte también que los sondeos hechos hasta ese momento son «de pequeño diámetro, incompatibles con los ensayos de bombeo». Con todo, hay perforaciones que descubren embolsamientos a 211 y 278 metros de profundidad. De una manan 0,6 litros por segundo, de otra 1,2.
Con poco más que esos números, los expertos estiman que sobre el futuro túnel habrá una presión «equivalente a una columna de agua de 585 metros de altura». Calculan además filtraciones iniciales de 370 litros por segundo, si bien dada la escasez de pruebas hechas, no descartan valores estables en los 500. El documento aprecia que, en «una buena parte de la excavación», habrá formaciones de baja permeabilidad en las que, «a pesar de trabajar con el terreno embebido en agua, la aportación de agua a la obra será fácilmente asumible por su escaso volumen».
Con un caudal manejable y una presión capaz de resquebrajar las dovelas, el estudio sugiere «la necesidad de facilitar el drenaje del terreno hacia el interior del túnel, con el objetivo de reducir las presiones». Se habla así de dejar al macizo desaguar para que no acumule bolsas sobre el tubo. «Dada la baja permeabilidad general de los terrenos, el efecto de la reducción de la presión hidrostática podrá conseguirse con unos caudales de drenaje relativamente bajos».
Sin embargo, Eptisa advierte de las consecuencias que acarrearía un exceso de confianza: «La apertura de un túnel en la zona saturada de un acuífero supone la creación de un punto artificial de descarga (...) El periodo de tiempo que transcurra entre esta apertura y la impermeabilización del túnel influirá en el grado de modificación del esquema de flujo subterráneo; cuanto menos sea ese periodo, menor será la porción de acuífero afectado». El estudio advierte de que, al principio, las filtraciones provendrán de la bolsa de agua subterránea 'pinchada', pero, «con el paso del tiempo, y según las condiciones de funcionamiento del acuífero, existe la posibilidad de que se establezcan conexiones hidráulicas entre el túnel y elementos hídricos superficiales, como ríos y arroyos».
El documento identifica dos posibles entradas de agua en la galería de acceso desde Folledo con un máximo de 166,2 litros por segundo en el momento de rotura, y en el túnel principal habla de dos puntos, con filtraciones de entre 83,4 y 14,2 litros.
El informe anticipa estos escenarios reconociendo que «no se dispone de un grado suficiente de conocimiento sobre las características hidráulicas e hidrogeológicas», de ahí que recomiende perforar la galería de Folledo «mediante métodos convencionales», es decir, sin tuneladora. Esto dará «una oportunidad inmejorable para el reconocimiento e investigación hidrogeológica a escala real» y para validar todos los cálculos citados. Los técnicos plantean que, tras atravesar los acuíferos, «puede ser necesario realizar tratamientos de inyecciones al terreno, para evitar arrastres e inestabilidades durante la excavación, reducir el caudal aportado (...) y restituir, lo antes posible, las condiciones hidrogeológicas previas».
Realidad y versión
El 24 de noviembre de 2005, a las seis horas, el agua empezó a entrar en la variante. A partir de esa madrugada, el 'topo' del túnel Oeste necesitó ocho meses para perforar 3,5 kilómetros en los que recibió 15 golpes de agua. La máquina del tubo Este sufrió nueve en el mismo tramo. Las campañas de impermeabilización no han frenado las fugas, de forma que hay ríos que desaguan al interior de los tubos.
En 2007, los técnicos encargados de supervisar el tramo publicaron un artículo relatando el buen avance logrado en la galería de Folledo y sin mencionar problema alguno de filtraciones. En septiembre de 2012, el ministerio autorizó una de esas tres visitas de periodistas. Fue a la Televisión Pública de Castilla y León, que así pudo contar cómo los responsables de la obra les aseguraron que las filtraciones no serían problema «para el futuro paso del tren». 

fuente El Comercio

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