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18 octubre 2012

Adif quiere restaurar la estación del Norte

Del abandono a sede de festejos chics

Tras veinte años abandonado, Adif oferta el edificio para eventos privados

La empresa pública quiere ir restaurando la estación del Norte con los ingresos del alquiler

Su reforma integral se estima en ocho millones de euros

Carmen Pérez-Lanzac Madrid 18 OCT
La majestuosa cabecera de la vieja Estación del Norte es desde hace dos décadas una mole triste y abandonada, un punto gris entre la Cuesta de San Vicente, el Parque de la Montaña y la glorieta de Príncipe Pío. Hace años fracasó un proyecto para convertirlo en un gran teatro (Antonio Banderas y la SGAE estaban entre los involucrados), y desde entonces no tiene más uso que servir de aparcamiento a los funcionarios de Adif, dependiente del Ministerio de Fomento. Ahí quedaron sus majestuosas bóvedas, sus taquillas o sus ascensores de madera. Eso más la suciedad propia del deterioro y de los años en que vagabundos y palomas lo hicieron suyo.
El vestíbulo de salidas —que mezcla historicismo, modernismo y art déco— se añadió en 1926 a la estación, que cayó en desuso cuando Chamartín la sustituyó como enlace con el norte. Con el tiempo, el frontal se ha ido quedado fuera de las distintas reformas realizadas para construir la estación de Cercanías, primero, y un centro comercial, después.
Hasta ahora la política de Adif había sido mantener esta parte del edificio —declarada Bien de Interés Cultural— cerrada a cal y canto. Pero desde esta semana ha dado un giro a su política: los 6.800 metros cuadrados de la Estación del Norte se ofertan para acoger todo tipo de eventos privados. A cambio, las empresas deberán pagar un alquiler mínimo diario de 1.200 euros por el vestíbulo más 1.000 euros por el aparcamiento y “el compromiso de realizar labores concretas de carácter menor relacionadas con el mantenimiento, limpieza y mejora de la estación”, explican vía email. “En el actual escenario de crisis, una de las principales líneas estratégicas del nuevo equipo gestor es la puesta en valor de todos los activos susceptibles de explotación (...) con el objetivo de obtener ingresos y posibilitar también la obtención de recursos que nos permitan la recuperación del edificio y contribuir a su mantenimiento y cuidado”, informan.

  Hacer caja con la estación

La normativa urbanística del edificio solo permite actualmente su uso “terciario recreativo” —espectáculos públicos y teatro— y Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) tiene la intención de alquilarlo pera todo tipo de “eventos, acciones publicitarias y promocionales y presentaciones por parte de empresas”.
De acuerdo a esta nueva política, una empresa privada de autómoviles y otra de bebidas alcóholicas que ya han alquilado el frontal de la estación, vienen realizando en las últimas semanas obras menores de acondicionamiento en el edificio. Además de limpiar parte del interior, están acondicionando el tejado, muy deteriorado y con goteras, han rehabilitado los frontales de las puertas principales “y se han incorporado puertas de emergencia antipánico”. En los próximos días llevarán además un halcón para que ahuyente a las numerosas palomas que hay en su interior.
Así, la semana que viene la marca de whisky J&B va a convertir el frontal en el epicentro de su 50 aniversario. Además de un concierto privado para unos 700 invitados (en el que actuarán Drum killers y Silvia Superestar), la arquitecta Teresa Sapey va a intervenir la fachada con una fantasía de colores mediante telas e iluminación. “Es un proyecto positivista, energético y creativo. Quiero que sea una sonrisa en la ciudad”, dice la arquitecta italiana. “Este edificio es para mí un lujo, es una joya de la arquitectura de Madrid. El arquitecto debe ser respetuoso”, añade. Y puntualiza: “Mi intervención va a consistir en un maquillaje, no en un lifting”.

“La Estación del Norte es un edificio de una calidad impresionante”, dice el arquitecto Vicente Patón, de la asociación Madrid, Ciudadanía y Patrimonio. “No me parece mal que se utilice pero es muy importante que se haga sin destrozarlo. Su uso privado se debería realizar con un control estricto por parte de Adif y sobre todo del Ayuntamiento. Lo importante es que lo esencial no lo alteren: las lámparas, las farolas, las maderas... Son preciosas e históricas. Eso no lo pueden tocar”.
“Es la moda, con la crisis ahora todo se alquila”, añade respecto al actual boom en la oferta de todo tipo de espacios públicos y también privados como forma de hacer caja. Patón pone de ejemplo El Patio de Cristales del edificio de Cibeles, el Colegio de Arquitectos o el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid. “De tantos que hay, van a romper la gallina de los huevos de oro”, ironiza.
 
Hasta ahora entrar en esta parte de la Estación del Norte era un tarea casi imposible.  Sí lo logró el fotógrafo Rubén Morales, a quien Adif pedía 500 euros la hora (acabó pagando 100 euros). También lo logró Álex de la Iglesia, que rodó allí parte de su película Balada triste de trompeta. Juan de la Cruz, autor del blog abandonalia.com también entró, aunque lo hizo sin permiso, colándose. Sus fotos (accesibles desde su blog) muestran el estado del interior de la estación hasta hace poco.
Además de estas intervenciones, la empresa pública de ferrocarriles está realizando estudios para “definir el proyecto de rehabilitación integral del edificio, que precisará posteriormente de la aprobación y financiación necesarias”. Según estos estudios, el coste del proyecto es de aproximadamente ocho millones de euros. “Entretanto se aprueba el proyecto y se consigue la financiación, se está trabajando en la elaboración de un proyecto de explotación a largo plazo para la estación”, informan.

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