Perdónenme, yo creía en el tranvía
He de pedir perdón y lo pido. No me ando con rodeos: Pido perdón aquí y ahora por querer que Jaén prospere, por querer que Jaén avance, se desarrolle e irradie rica ciudadanía a través de grandes y buenas infraestructuras. También por querer que se nos pague ya, de una vez, la deuda histórica que la política y los políticos, los gobernantes y sus adláteres de distintas épocas y trienios han ido acumulando con esta tierra a lo largo de la Historia. No será posible. No hemos querido que sea posible. Así las cosas, si no queremos que Jaén dé el salto que se merece, por ser capital de provincia y porque el futuro de nuestros hijos depende de lo que ahora hagamos, pues acomodémonos a lo que tenemos. Más de lo mismo, o sea, el mismo lloriqueo de siempre, el victimismo que tanto nos adormece y la pesadumbre porque aquí nunca pasa nada.
No habrá tranvía. El Ayuntamiento no quiere que haya tranvía. Nunca lo quiso y tiene el respaldo abrumador de los votos. Punto. No hay que darle más vueltas, que con esos argumentos basta, uno sobre todos los demás, quien manda, manda y lo dice la democracia. Es una lástima que no haya tranvía, sí, pero es la simple opinión de un humilde escribidor de las cosas que le pasan a Jaén... Y es cierto, quizá por un espejismo algunos creíamos que los nuevos tiempos iban a ser mejores que antaño. Todo parecía confluir, los astros se alineaban por primera vez para alumbrar Jaén, tan olvidada, tan denostada, tan desconsiderada por gobiernos de todo tipo. Venía a esta ciudad una inversión enorme en infraestructuras y a cuentas del tranvía se transformaría la capital del Santo Reino, que vive más del pasado que del futuro. No ha sido posible y quien ostenta la representación ciudadana debe dar cuentas cada cuatro años, mientras, tiene la absoluta, total y legítima facultad de hacer lo que quiera. Por lo tanto, no voy a ser demagógico haciendo acopio de todo lo que le podría sobrar al Ayuntamiento o dónde no debería gastarse los pastones que se gasta, no, simplemente vuelvo a pedirles perdón por creer que con el tranvía ganábamos en calidad de vida y nuestros hijos se sentirían orgullosos de una ciudad bella, pero transformada y moderna.
fuente http://www.diariojaen.es
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