Cine sobre raíles: 10 películas que viajan en tren
Mientras Jeremy Irons saca billete para un 'Tren de noche a
Lisboa', nosotros hemos reservado plaza en estos ferrocarriles que
hicieron historia
Todo comenzó con
La llegada del tren a la estación de La Ciotat, y prosiguió con
El robo y asalto al tren (1903), que suma entre sus méritos haber sido el primer
western, el
primer gran éxito de taquilla y uno de los primeros filmes con
argumento. Después, con los años, llegaron los 'caballos de hierro' del
western, Aquel maldito tren blindado que tanto le gusta a Tarantino, el monorraíl de
Los Simpson, el Expreso de Hogwarts... Y, así, hasta culminar con ese
Tren de noche a Lisboa para el que Jeremy Irons ha sacado billetes esta semana. Vamos, que en la historia del cine los ferrocarriles son un medio de transporte importantísimo. Por si alguien no se había dado cuenta aún, nosotros hemos preparado esta lista con 10 filmes que circulan sobre raíles.
El maquinista de la General (C. Bruckman, B. Keaton, 1926)
Pasajeros: Un maquinista muy acrobático (el propio
Keaton), la novia que le rechazó por no irse a pegar tiros con los
sudistas a la Guerra de Secesión
(Annabelle Lee) y un grupo de espías de la Unión con muy malas pulgas.
Itinerario: Después de los Lumiére y de
El gran robo y asalto al tren, El maquinista de la General culminó la terna de locomotoras del cine primigenio, y lo hizo muy bien. Amén de
gags descacharrantes, esta película nos ofrece escenas de acción en las que Keaton se jugó el tipo
(una de ellas le costó una lesión vertebral bastante fea)
y que aún hoy nos ponen a tope de revoluciones con su sencilla
espectacularidad. Para colmo, en el fondo del argumento late una
pregunta con bastante mala leche: ¿a quién quiere más el héroe, a su
tren, o a su chica?
Alarma en el expreso (Alfred Hitchcock, 1938)
Pasajeros: Margaret Lockwood, señorita
british con vocación de detective, y
Michael Redgrave, incordiante musicólogo con mala memoria para las melodías.
Itinerario: Pensábais que íbamos a incluir
Extraños en un tren, ¿verdad? Pues va a ser que no, porque en dicho filme el ferrocarril es sólo una premisa (o, en términos más
hitchcockianos, un macguffin) mientras que en
Alarma en el expreso 'Hitch' no nos deja bajar al andén ni para estirar las piernas. Este
thriller con espías y desapariciones no sólo prefiguró la pasión del británico por las intrigas sobre raíles (esa que resurgiría en
Con la muerte en los talones, por
ejemplo), sino que también batió récords de taquilla en su estreno,
alertando una vez más a Hollywood acerca de ese señor tan gordo y tan
talentoso.
El tren (John Frankenheimer, 1964)
Pasajeros: Burt Lancaster, ferroviario y miembro de la Resistencia, y un cargamento de obras de arte robadas por los nazis en París.
Itinerario: Bastante deudora de
La bataille du rail (el filme que
René Clément rodó
en plena II Guerra Mundial), esta obra maestra del cine bélico nos
plantea un interesante dilema: a lo largo de su metraje nunca tenemos
claro si el tren de marras es más o menos potente que su perseguidor y
saboteador, un Lancaster en plenitud de facultades. Rodada en escenarios
naturales, con un villano de impresión
(Paul Scofield) y una fotografía en blanco y negro dura como un cojinete,
El tren es una película que no puedes perderte: su tremenda escena final te hará contener la respiración.
Pelham 1.2.3. (Joseph Sargent, 1974)
Pasajeros: El secuestrador
Robert Shaw, alias
'Señor Azul' (¿de qué nos sonará esto?), su banda y unos cuantos viajeros que preferirían estar en cualquier otra parte.
Itinerario: Bueno, venga, esta película transcurre
en el metro de Nueva York. Pero oye, un tren no deja de ser un tren por
circular bajo tierra... Bromas aparte, y olvidando en lo posible el
remake de 2009 con
Denzel Washington y
John Travolta, este filme es un ejemplo de cómo acumular una premisa tras otra puede resultar en un clásico: no es sólo que el policía
Walther Matthau tenga
que enfrentarse a una crisis con rehenes, sino que también debe atender
a un grupo de ingenieros japoneses y (para colmo) a un alcalde con
gripe.
Gesundheit!
Asesinato en el Orient Express (Sidney Lumet, 1974)
Pasajeros: Hércules Poirot (Albert Finney), tan sagaz e incordiante como siempre, y un reparto de estrellas
(Sean Connery, Vanessa Redgrave, Ingrid Bergman...) con la palabra "sospechoso" escrita en la frente.
Itinerario: En el mismo año en el que
Pelham 1.2.3. mostraba el aspecto más cotidiano del ferrocarril (secuestros aparte), esta adaptación de la novela de
Agatha Christie apostó
por el sabor de los grandes viajes transcontinentales, con su glamour,
sus vagones de superlujo y sus misteriosos asesinatos. En otras manos,
el filme hubiese resultado un tostón, pero la buena mano del director y
los actores (ojo a esa
Ingrid Bergman autoparódica) consigue que no queramos apearnos ni por un segundo.
El expreso de Chicago (Arthur Hiller, 1976)
Pasajeros: Un
hitchcockiano antihéroe con el pelazo de
Gene Wilder, su desde entonces inseparable
Richard Pryor (aquí en funciones de ladrón con mala pata) y
Jill Clayburgh, damisela en apuros.
Itinerario: ¿Hay algo más inoportuno que perder un tren?
El expreso de Chicago demuestra que sí: ser arrojado de él una vez, y otra, y otra... Sacándole partido a las enseñanzas de
Alarma en el expreso, este filme unió para siempre las carreras de Wilder y Pryor (algo que, mal mirado, acabaría resultando en
No me chilles que no te veo) y se lució dotando al expreso de marras con la entidad de un personaje bastante malévolo: cada vez que el protagonista exclama
"¡Hijo de...!" mientras le ve alejarse, es inevitable empatizar con él.
El tren del infierno (Andrei Konchalovsky, 1985)
Pasajeros: Los reclusos
John Voight (atracador de bancos) y
Eric Roberts (presunto violador) harán cualquier cosa para no volver a la
trena. Y eso que el frío de Alaska aconseja quedarse a cubierto...
Itinerario: Después de abandonar la Unión Soviética, y antes de dirigir
Tango y Cash, Konchalovsky tomó prestado un guión de
Akira Kurosawa (palabras mayores) para filmar esta obra maestra. ¿Dónde está la gracia de la película? Pues en que, como apunta la ferroviaria
Rebecca DeMornay, el
expeditivo abordaje por parte de los presidiarios ha dejado el tren sin
frenos, condenándolo a una aceleración imparable hasta el inevitable
castañazo. Los intentos por detener la máquina se suceden, y la película
atraviesa un páramo equidistante entre la acción pura y dura y el
thriller psicológico.
Viaje a Darjeeling (Wes Anderson, 2007)
Pasajeros: Adrien Brody, Owen Wilson y
Jason Schwartzman, hermanos y turistas en la India. Ah, y también
Bill Murray.
Itinerario: Abandonamos el frío de Alaska y los
rigores del cine de acción para visitar terrenos más cálidos con la
parsimonia de la que sólo
Wes Anderson es capaz. Porque, puestos a superar las muertes en la familia y los desengaños sentimentales (véase el corto
Hotel Chevalier para más detalles), ¿qué mejor que recorrer el país del Ganges a bordo de un tren de lujo, con unas maletas de
Gucci y dejando caer homenajes a
Jean Renoir y
Satyajit Ray? Desde luego, este Wes sí que sabe.
El vagón de la muerte (Ryuhei Kitamura, 2008)
Pasajeros: Bradley Cooper, periodista que (como suele ocurrir) se mete donde no debe, y un asesino en serie
(Vinnie Jones) con el apodo de 'Caoba'.
Itinerario: Una vez más nos toca adentrarnos en las
profundidades del metro. Pero ojo, porque en nuestro repaso faltaba una
película de terror... Y el responsable de este filme no es otro que
Clive Barker (Hellraiser), cuyo tremendo cuento
El tren de la carne de medianoche sirve
de arranque para una historia que llega más lejos de lo que podrías (o
querrías) imaginar. Al menos, arroja una posible explicación sobre por
qué es tan caro sacar un billete.
fuente You Tube Cinemanía