Barcelona declara la emergencia climática y acelera una serie de cambios que comprometen a todos los agentes
En un acto institucional presidido por la alcaldesa, Ada Colau, Barcelona decretó la emergencia climática ante la situación de urgencia y gravedad con respecto a los niveles de contaminación y las emisiones de gases de efecto invernadero que afectan a la salud de los barceloneses.
La alcaldesa presentó un documento con 100 medidas principales a llevar a cabo en los próximos 10 años, encaminadas a conseguir reducir un 50% de las emisiones de gases nocivos en 2030, respecto a los valores de 1992 (valor de referencia donde consta el primer inventario de gases de efecto invernadero que tiene la ciudad). Esto representa un aumento en la ambición de Barcelona para reducir las emisiones de CO2 respecto a lo que trazaba el Plan Clima.
Para hacer posible este gran reto de reducir hasta 2 millones de toneladas de CO2 en 2030 y revertir los efectos de los gases contaminantes en el aire de la ciudad, el Ayuntamiento invertirá un total de 563,3 millones de euros y aplicarán iniciativas para transformar y cambiar diferentes ámbitos: modelo urbano, movilidad, energía, economía, salud, consumo y residuos, alimentación, cultura y educación.
Potenciar la red de transporte público
La declaración traza medidas necesarias para reducir el uso del transporte en vehículo privado, mejorar el transporte público en superficie y en el ámbito metropolitano y priorizar el espacio urbano y la movilidad de los peatones. En cuanto a modelo urbano de ciudad, destaca la transformación de 15 kilómetros de calles en ejes verdes, mejorar las condiciones ambientales en el entorno de 200 centros escolares y proteger el verde y la biodiversidad con 40 hectáreas de verde público.
En este sentido, el 40% de las emisiones de gases nocivos se imputan a la movilidad, por eso uno de los puntales es favorecer el crecimiento de la red de transporte público. El Ayuntamiento propone finalizar el tramo central de la L9 de metro, la conexión de la L4 en la Sagrera y la de la L3 en Trinitat Vella, mejorar la oferta de bus metropolitano, desarrollar inversiones en Cercanías y acelerar las obras de finalización de la Sagrera.
Otras líneas de actuación que son clave para reducir las emisiones están los proyectos de reducir el tráfico y potenciar la Zona de Bajas Emisiones, mejorar la recogida selectiva, reducir las emisiones de grandes infraestructuras como el puerto y el aeropuerto, potenciar las energías renovables y crear un nuevo modelo de eficiencia energética residencial y de edificios.
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