Pero al margen de esta situación, la estela que Feve deja
en el norte peninsular, en especial en provincias como León, es muy
intensa, con recorridos tradicionales como el Ferrocarril de La Robla,
que se convirtió en un referente incluso a finales del siglo XIX y
durante buena parte del siglo XX, hasta que el coche particular o el
transporte por carretera fue ganando enteros al tren.
Hay que remontarse al año 1965 para fechar los orígenes de Feve,
aunque fue un siglo antes cuando dio sus primeros pasos poniendo fin a
los problemas de transporte que se encontraron muchos viajeros, pero
también en el caso de numerosas mercancías. La falta de un medio de
transporte hizo que las líneas de vía estrecha se generalizaran,
especialmente en territorios de orografía complicada, en los que no
había cabida para el ferrocarril tradicional.
Los secundarios
Fue en 1904 cuando se dio luz verde a la Ley de
Ferrocarriles Secundarios, y más de 20 años después el Estado se planteó
la posibilidad de convertirse en el gestor de las líneas ferroviarias,
que en muchos casos habían sido abandonadas y no estaban siendo
explotadas. Sin embargo, fue una vez concluida la Guerra Civil Española,
en concreto en el año 1941, cuando surgió Renfe, que se hizo cargo de
la gestión de los ferrocarriles de vía ancha, mientras que la
Explotación de Ferrocarriles por el Estado (EFE) mantuvo la
responsabilidad sobre las líneas de vía estrecha.
En 1950 se dotó por ley de personalidad jurídica y
patrimonio propio al organismo tutelar de los ferrocarriles de vía
estrecha, que en los años siguientes no dejó de recibir la gestión de
líneas que no podían mantenerse por parte de sus respectivas compañías.
De ahí que 15 años más tarde se redactara el Estatuto y la hasta ahora
denominación de Feve, cuyo principal objetivo era el de dar el mejor
servicio en el transporte terrestre posible, además del mayor
rendimiento económico.
Con la transición democrática comienzan a funcionar los
ferrocarriles autonómicos y se transfieren las competencias ferroviarias
a las comunidades autónomas que lo solicitaron, como fue el caso de
Cataluña, País Vasco, Comunidad Valenciana y Baleares. Casi un cuarto de
siglo más tarde, los trenes de Feve empiezan hoy a circular por vías
cuya titularidad pertenece a Renfe y Adif.
Carbón
Hablar de Feve en la provincia de León, sobre todo en sus
orígenes, es hablar del ancestro y a su vez emotivo ferrocarril de La
Robla, un transporte al que aluden todavía los más mayores como la
posibilidad de conectar la Meseta con el norte peninsular y con ciudades como Bilbao,
después de interminables horas de viaje en vagones con bancos de
madera, pero que constituían casi la única forma de transporte posible.
Importante resultó también en lo que al transporte de mercancías se
refiere, sobre todo de materiales como el carbón.
Fue precisamente el transporte del carbón desde La Robla
hasta la localidad vizcaína de Balmaseda lo que propició que un grupo de
empresarios vascos fundara, en 1890, la Compañía del Ferrocarril
Hullero, una línea que fue inaugurada cuatro años más tarde y que, pese a
su objetivo fundamental, no quería dejar a un lado tampoco la
posibilidad del transporte de viajeros o de otras mercancías.
La más larga de España
Una vez que se materializó la línea que enlazaba León con
Matallana de Torío, en el año 1923, fue cuando se hizo posible
completar la línea de vía estrecha más larga de España, con un total de
339 kilómetros, para unir la capital leonesa con Bilbao, un enlace que
se vio interrumpido durante el transcurso de parte de la Guerra Civil.
Con su recuperación, en 1937, este trayecto se convirtió en habitual
entre los pasajeros hasta el crecimiento del transporte por carretera,
cada vez más generalizado.
Esta tendencia continuó hasta los años 80, cuando el mal
estado de dos tramos de la línea obligó a su cierre. Sin embargo, su
carácter emblemático propició las conversaciones entre Feve y la Junta
de Castilla y León para la reapertura de la línea, algo que se hizo
efectivo en el año 1993, al hacerse cargo el Ejecutivo autonómico del
déficit de explotación de la línea.
Turismo
El Expreso de La Robla ha sido hasta última hora una de
los atractivos turísticos de Feve, dentro de su variedad de recorridos
turísticos, que cada año han recibido a miles de visitantes atraídos por
sus trayectos y los servicios ofrecidos. A él había que unir el
Transcantábrico Gran Lujo, el Transcantábrico clásico, los trenes
turísticos del Norte y, como última propuesta, el Al-Ándalus. El
propósito de todos ellos era recuperar el carácter del viaje en tren
combinándolo con el disfrute del paisaje, la cultura y la gastronomía de
comunidades autónomas como Castilla y León, Euskadi, Cantabria,
Asturias y Galicia, informa Ical.