02 enero 2013

La empresa de Ferrocarriles de Vía Estrecha pasa a la historia

El tren de La Robla se queda en leyenda

La empresa de Ferrocarriles de Vía Estrecha, Feve, pasa desde hoy a la historia

01.01.13 Desde este 1 de enero de 2013, la empresa Ferrocarriles Españoles de Vía Estrecha (Feve) ya es historia, y a partir de ahora se encontrará integrada en Renfe y Adif, una medida adoptada por el Gobierno teniendo en cuenta las pérdidas de las tres compañías ferroviarias, que rondan los 450 millones de euros, además de una deuda de casi 21.000 millones.
Pero al margen de esta situación, la estela que Feve deja en el norte peninsular, en especial en provincias como León, es muy intensa, con recorridos tradicionales como el Ferrocarril de La Robla, que se convirtió en un referente incluso a finales del siglo XIX y durante buena parte del siglo XX, hasta que el coche particular o el transporte por carretera fue ganando enteros al tren.
Hay que remontarse al año 1965 para fechar los orígenes de Feve, aunque fue un siglo antes cuando dio sus primeros pasos poniendo fin a los problemas de transporte que se encontraron muchos viajeros, pero también en el caso de numerosas mercancías. La falta de un medio de transporte hizo que las líneas de vía estrecha se generalizaran, especialmente en territorios de orografía complicada, en los que no había cabida para el ferrocarril tradicional.
Los secundarios
Fue en 1904 cuando se dio luz verde a la Ley de Ferrocarriles Secundarios, y más de 20 años después el Estado se planteó la posibilidad de convertirse en el gestor de las líneas ferroviarias, que en muchos casos habían sido abandonadas y no estaban siendo explotadas. Sin embargo, fue una vez concluida la Guerra Civil Española, en concreto en el año 1941, cuando surgió Renfe, que se hizo cargo de la gestión de los ferrocarriles de vía ancha, mientras que la Explotación de Ferrocarriles por el Estado (EFE) mantuvo la responsabilidad sobre las líneas de vía estrecha.
En 1950 se dotó por ley de personalidad jurídica y patrimonio propio al organismo tutelar de los ferrocarriles de vía estrecha, que en los años siguientes no dejó de recibir la gestión de líneas que no podían mantenerse por parte de sus respectivas compañías. De ahí que 15 años más tarde se redactara el Estatuto y la hasta ahora denominación de Feve, cuyo principal objetivo era el de dar el mejor servicio en el transporte terrestre posible, además del mayor rendimiento económico.
Con la transición democrática comienzan a funcionar los ferrocarriles autonómicos y se transfieren las competencias ferroviarias a las comunidades autónomas que lo solicitaron, como fue el caso de Cataluña, País Vasco, Comunidad Valenciana y Baleares. Casi un cuarto de siglo más tarde, los trenes de Feve empiezan hoy a circular por vías cuya titularidad pertenece a Renfe y Adif.
Carbón
Hablar de Feve en la provincia de León, sobre todo en sus orígenes, es hablar del ancestro y a su vez emotivo ferrocarril de La Robla, un transporte al que aluden todavía los más mayores como la posibilidad de conectar la Meseta con el norte peninsular y con ciudades como Bilbao, después de interminables horas de viaje en vagones con bancos de madera, pero que constituían casi la única forma de transporte posible. Importante resultó también en lo que al transporte de mercancías se refiere, sobre todo de materiales como el carbón.
Fue precisamente el transporte del carbón desde La Robla hasta la localidad vizcaína de Balmaseda lo que propició que un grupo de empresarios vascos fundara, en 1890, la Compañía del Ferrocarril Hullero, una línea que fue inaugurada cuatro años más tarde y que, pese a su objetivo fundamental, no quería dejar a un lado tampoco la posibilidad del transporte de viajeros o de otras mercancías.
La más larga de España
Una vez que se materializó la línea que enlazaba León con Matallana de Torío, en el año 1923, fue cuando se hizo posible completar la línea de vía estrecha más larga de España, con un total de 339 kilómetros, para unir la capital leonesa con Bilbao, un enlace que se vio interrumpido durante el transcurso de parte de la Guerra Civil. Con su recuperación, en 1937, este trayecto se convirtió en habitual entre los pasajeros hasta el crecimiento del transporte por carretera, cada vez más generalizado.
Esta tendencia continuó hasta los años 80, cuando el mal estado de dos tramos de la línea obligó a su cierre. Sin embargo, su carácter emblemático propició las conversaciones entre Feve y la Junta de Castilla y León para la reapertura de la línea, algo que se hizo efectivo en el año 1993, al hacerse cargo el Ejecutivo autonómico del déficit de explotación de la línea.
Turismo
El Expreso de La Robla ha sido hasta última hora una de los atractivos turísticos de Feve, dentro de su variedad de recorridos turísticos, que cada año han recibido a miles de visitantes atraídos por sus trayectos y los servicios ofrecidos. A él había que unir el Transcantábrico Gran Lujo, el Transcantábrico clásico, los trenes turísticos del Norte y, como última propuesta, el Al-Ándalus. El propósito de todos ellos era recuperar el carácter del viaje en tren combinándolo con el disfrute del paisaje, la cultura y la gastronomía de comunidades autónomas como Castilla y León, Euskadi, Cantabria, Asturias y Galicia, informa Ical. 

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