Fomento rechaza el proyecto de González de llevar el AVE a Barajas
La Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento reclaman por un proyecto de 140 millones | La Comunidad de Madrid se niega a aportar financiación porque lo considera competencia estatal | El coste del túnel entre las estaciones de Atocha y Chamartín asciende a 376 millones de euros
Economía | 13/02/2014 Conchi Lafraya Madrid
El Ministerio de Fomento, que dirige Ana Pastor, rechaza conectar la estación del AVE con el aeropuerto de Barajas
tal como reclama Ignacio González, presidente de la Comunidad de
Madrid, que presiona en todos los frentes para que esta infraestructura
se materialice con la máxima rapidez posible. "No se va a hacer, entre
otras razones porque no hay presupuesto para ello", ha revelado una alta
fuente del ministerio de Ana Pastor.
El Ministerio de Fomento
tiene presupuestado para este cometido 12 millones para el 2014, pero
materializar este proyecto costaría 140 millones de euros adicionales
que el Ejecutivo de Mariano Rajoy no sabe de dónde sacar. El presidente
de la autonomía madrileña presiona en esta dirección porque considera
-como la propia Iberia- que la conexión del AVE con Barajas sería un
acicate para la reactivación del turismo en Madrid.
De forma
complementaria, esta misma fuente del Ministerio de Fomento ha añadido
que "está mucho más avanzado el llevar el tren desde el centro de
Barcelona hasta la T1", la principal terminal aeroportuaria de El Prat.
Hasta ahora, sólo llega a la T2, por la que pasan unos 4,5 millones de
viajeros al año. Se busca financiación público-privada para concluir esa
obra.
La Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital
presionan para que concluyan esas obras con el objetivo de potenciar el
aeródromo de la capital, ya que lleva meses con caídas de pasajeros.
Incluso, se han mantenido varias reuniones para estudiar el caso dentro
del comité de rutas que se constituyó para relanzar la citada
infraestructura.
Aunque sólo quedan licitaciones por unos 140
millones, los presupuestos del Ministerio de Fomento en el 2014 para la
continuidad de esas obras pendientes ascienden a 12 millones. El año
pasado se destinaron 16 millones.
Fomento aprovechará el túnel en
construcción entre las estaciones madrileñas de Atocha y Chamartín para
unir los AVE de norte a sur de España para que llegue la alta velocidad
a Barajas. De esa forma, los trenes de alta velocidad que van al sur
seguirán saliendo de la estación de Atocha como hasta ahora; pero todos
los trenes de alta velocidad hacia el norte (Galicia, País Vasco,
Navarra...) saldrán en un futuro de la estación del norte, Chamartín.
Esta
infraestructura tiene un coste total de 376 millones, de los que ya se
han ejecutado obras por 276 millones. Faltan 100 millones para
señalización ferroviaria, electrificación y telecomunicaciones.
Aparte
de concluir esas infraestructuras en el citado túnel, habría que
invertir 25 millones de euros más para cambiar a ancho de vía
internacional desde las estación de Chamartín hasta la intermedia de
Hortaleza, que es de donde arrancaría la conexión con Barajas. Hasta
ahora, ese trazado es de vía ibérica. Por último, habría que sumar otros
25 millones para el cambio de electrificación en el citado túnel.
Según
el director general de Ferrocarriles, Manuel Niño, "desde el punto de
vista técnico lo que queda pendiente podría concluirse en unos tres
años". No obstante, matiza, "todo depende de la disponibilidad de fondos
económicos".
Los AVE que llegarían hasta Barajas serían, por
ahora, los procedentes de Sevilla y Alicante, pero no los de Barcelona,
ya que sus vías no están preparadas, pese a que se construyeron
posteriormente a las andaluzas. Uno de los argumentos es que el puente
aéreo Madrid-Barcelona funciona, y la idea es buscar la intermodalidad
entre tren y avión hacia aquellas ciudades en donde no hay tantos vuelos
domésticos.
La Comunidad de Madrid se niega a aportar
financiación bajo el argumento de que es competencia estatal y no
autonómica. Con la mala experiencia de las radiales, difícil conseguir
financiación de empresas privadas.
fuente
La Vanguardia