El ferrocarril vuelve a la Sierra Norte
Los municipios del valle del Lozoya promueven la restauración de un tren histórico. Realizará trayectos turísticos desde la capital a partir del próximo mes de junio
Un desprendimiento en el túnel de Somosierra dejó huérfanas
las vías ferroviarias del norte de la Comunidad de Madrid en 2011. Salvo
en los primeros 25 kilómetros que separan la capital de Colmenar Viejo,
por donde el Cercanías sigue circulando a diario, los trenes no han vuelto a visitar la línea Madrid-Burgos,
inaugurada por Francisco Franco en 1968, cuatro décadas después del
inicio de unas obras que interrumpió la Guerra Civil y que terminaron,
en penosas condiciones, varios millares de presos políticos condenados
por el régimen a trabajos forzosos.
Sin embargo, los pueblos del valle del Lozoya han decidido
recuperar el ajetreo perdido de sus estaciones y apeaderos. Tres años
después, el tren vuelve a la montaña.
El denominado Tren Turístico y Medioambiental Translozoya se pondrá en marcha a finales del mes de junio empujado por los más de 40 municipios de la Sierra Norte de Madrid que promueven este proyecto, que está financiado por la Comunidad de Madrid con fondos europeos para el desarrollo rural.
«La idea surge hace dos años. Teníamos la vía ahí y había que hacer algo. Al final entendimos que la fórmula para aprovechar la infraestructura era un tren turístico»,
explica Ángel Martínez, alcalde de Buitrago de Lozoya, uno de los
artífices del Translozoya, con el que se pretende aproximar a la capital
la amplia oferta turística de esta zona serrana.
«Estamos convencidos de que esto es un paraíso natural, y el
tren será otra forma, más relajante, de disfrutarlo. La gente que vive
en la ciudad necesita salir a la naturaleza», afirma el regidor de la
histórica localidad madrileña.
Itinerario
Los 'urbanitas' que quieran alejarse del asfalto rumbo a la
Sierra Norte podrán hacerlo en unas semanas desde la estación de
Chamartín. De sus andenes partirá el Translozoya la mayoría de los fines de semana del año (en enero y febrero hibernará).
El destino es decisión de cada pasajero: desde Bustarviejo, primera parada, hasta Braojos, la última del trayecto. Entre
medias, queda la opción de apearse en Valdemanco, Lozoyuela, Garganta
de los Montes, Gargantilla de Lozoya, Navarredonda y Gascones.
De momento, el tren no llegará a La Serna del Monte, La Acebeda y Robregordo,
las tres estaciones situadas al norte de la región. ADIF lo ha
desaconsejado por el estado del tramo ferroviario, aunque no se descarta
ampliar el recorrido en el futuro hasta Somosierra.
Precios
Los viajeros se podrán subir al Translozoya, con pasajes de ida y vuelta, desde 10 euros.
También se ofertará un billete cultural por el doble de precio que
incluirá rutas guiadas por localidades como Rascafría, visitas al
monasterio de El Paular y degustaciones gastronómicas.
Un concepto de tren turístico que se inspira en otras
propuestas con éxito en la región, como el emblemático Tren de la Fresa
de Aranjuez o el Tren de Cervantes con destino Alcalá de Henares.
«Es una iniciativa muy loable, en otros países se hace lo de aprovechar el tren como reclamo turístico. La zona lo merece y tiene mucho potencial»,
apunta Manuel Ramos, el director del centro de mantenimiento de la
Asociación para la Reconstrucción de Material Ferroviario (ARMF), una
entidad sin ánimo de lucro que resucita trenes históricos.
Restauración
En sus talleres de Lleida llevan meses preparando la
reaparición del último 'pitufo', como se conoce al TER de los años 60
que realizará el recorrido del Translozoya conservando su revestimiento
original de color azul. Casualmente, se trata del mismo modelo que inauguró la línea Madrid-Burgos con un viaje de pruebas.
«Es un automotor diésel, uno de los primeros signos de modernidad de la Renfe. Y era de lujo, con aire acondicionado y tecnología italiana de la fábrica Fiat. Dicen que tenía los asientos más cómodos de primera clase de la historia de nuestros trenes», relata Ramos.
El trabajo de restauración, donde se han invertido más de 200.000 euros,
ha permitido conservar esas butacas originales. «Tendrá el aspecto
clásico de los años 60», asegura el técnico. Formado por dos vagones con
128 plazas, cafetería, cocina y una zona de equipajes que permitirá
transportar bicicletas en el interior, el tren ha sido cedido por la
Asociación de Amigos del Ferrocarril de Valladolid, y se trasladará a
Madrid en las próximas semanas cuando supere las últimas pruebas
técnicas.
Tras el visto bueno de ADIF, que ha revisado el estado de la línea ferroviaria, todo está preparado para que el TER vuelva a recorrer las vías del valle del Lozoya.
Contemplar sus paisajes a través de la ventanilla de un vagón se
convertirá en una opción más para escapar, durante un día, del bullicio
de la ciuda
fuente
El Mundo