En 1985, Soria perdía su conexión ferroviaria con
Calatayud. Desaparecía una línea que también llegaba hasta Teruel y
Valencia, por un lado, y hasta Burgos, por el otro. A finales de los
años 90, se volvió a reivindicar su recuperación, y la oportunidad llegó
con el AVE. España planificaba la expansión de su red de Alta Velocidad y Calatayud
había logrado entrar en ella de forma preferente, con parada propia en
la línea Madrid-Barcelona. La ocasión se quiso aprovechar en aquel
momento por el Ayuntamiento zaragozano, cuajó la idea de construir una
nueva línea ferroviaria ligada a la Alta Velocidad, una «lanzadera»
entre Calatayud y Soria. De esa forma, se subsanaba el déficit de
comunicaciones que arrastraba -y sigue arrastrando- la provincia
castellano y leonesa, conectándola al corredor hasta Cataluña a través
de territorio aragonés, y el que había sido su nudo histórico de
conexión a la red ferroviaria nacional.
Las instituciones sorianas y el Ayuntamiento de Calatayud
se unieron en favor de esta idea, que se hizo realidad en el año 2000,
cuando la «lanzadera» entre ambas ciudades fue incluida en el Plan de Infraestructuras del Estado diseñado
por el Gobierno de Aznar. En el mes de noviembre, se licitó el estudio
informativo de la línea, que estuvo listo en 2002 y se sometió de
inmediato a información pública. Pero más de diez años después, todo
aquello quedó en nada. En realidad, en menos que nada, porque encima ha
costado mucho dinero, del orden de un millón de euros dilapidados en
estudios que a la postre no han tenido utilidad alguna. Ni el proyecto
se hizo ni mucho menos las obras.
Años de enredo político
¿Por qué? Por falta de voluntad política. En los Presupuestos Generales del Estado de 2004,
los últimos del Gobierno de Aznar, se consignaron 27 millones de euros
para empezar la construcción de la línea Soria-Calatayud. Pero en marzo
de aquel año el PP perdió las elecciones y José Luis Rodríguez Zapatero
llegó a La Moncloa. Y ahí se paró en seco la tramitación de este
proyecto. El PSOE apostó por dar a Soria otras alternativas de conexión
ferroviaria con Madrid, modernizando su vetusta línea que discurre hacia
Almazán, Sigüenza y Guadalajara. Pero todo quedó en un enredo de ideas y
promesas que nunca se hicieron realidad. Y, al final, Soria se quedó
compuesta y sin conexión ferroviaria. Así sigue.
Si en 2004 no se hubiera echado a la cuneta el proyecto de
la «lanzadera» Soria-Calatayud, quizás hoy en día sería una realidad.
Sin embargo, actualmente Soria tiene lo mismo que hace más de diez años,
un auténtico desastre de comunicaciones ferroviarias. Baste un dato:
para viajar en tren desde Soria hasta Zaragoza hay que hacerlo a través
de Guadalajara. Y el viaje en tren entre Soria y Madrid dura casi tres horas,
cuando con la conexión a través de Calatayud podría hacerse en no más
de hora y media. La actual línea que comunica Soria con Madrid está
anticuada y cada año registra un chorreo de incidencias. Según datos
reconocidos oficialmente por el Ministerio de Fomento, en 2012 los
trenes que circulan por ella llegaron a sumar más de 300 averías en doce
meses. Y cuando hay avería, el recorrido se demora. En la Nochevieja de
2012, un tren llegó a su destino con más de hora y media de retraso.
La solución de conectar a Soria a la red del AVE a
través de Medinaceli y Sigüenza era en sí misma insuficiente. Habría
hecho falta una inversión multimillonaria para solucionar únicamente la
conexión con Madrid, pero los sorianos que quisieran viajar a Zaragoza o
Barcelona se verían condenados a tener que dar una absurda vuelta por
Guadalajara. La conexión natural era Calatayud, pero el PSOE la
descartó.
El caso es que, al final, ni un proyecto ni el otro. El
actual Gobierno central ha descartado la conexión ferroviaria entre
Soria y la zona de Medinaceli y Sigüenza. No la ve viable. Menos aún en
un momento en el que la crisis ha hecho mirar con lupa las inversiones
en infraestructuras, porque las arcas públicas andan caninas.
Estudios por triplicado
Lo peor de todo es que, para no hacer nada, se han gastado
en estos diez últimos años un millón de euros. Primero, el Ministerio de
Fomento adjudicó en noviembre de 2002 el estudio informativo para la
«lanzadera» Soria-Calatayud, que costó 477.000 euros -79,4 millones de pesetas de las de entonces-.
Pero luego llegó el Gobierno de Zapatero y enterró este proyecto,
ingeniando otras alternativas que también quedaron en nada, pero que
siguieron costando dinero en estudios. La Diputación de Soria se gastó
23.000 euros en elaborar un informe técnico, y el Gobierno de Zapatero
adjudicó en mayo de 2011 otro más, por 517.867 euros, para «el estudio
de alternativas» con las que conectar al AVE Madrid-Barcelona la vetusta
línea de ferrocarril que va de Soria a Almazán, Sigüenza y Guadalajara.
En total, lo dicho: un millón de euros para nada.