CARLOS PREGO
La decisión de Renfe de desviar el nuevo Alvia Vigo-Madrid de los fines
de semana por Santiago desató ayer críticas de políticos, expertos y
sindicatos. No gusta la solución que presenta, un itinerario 57
kilómetros más largo que el empleado en la actualidad -por la línea del
Miño- y que prolonga en casi una hora el viaje; y, sobre todo, generan
recelo las "intenciones" que pueda esconder. Renfe justifica el cambio
para dotar a Vilagarcía "de una relación directa" con Chamartín, pero
para ello recurre a un planteamiento que coincide con la alternativa de
Cerdedo. Y todo a poco más de un año de que -si se cumple el calendario
de Fomento- la alta velocidad empiece a funcionar en el Eje Atlántico.
Esa
coincidencia activó ayer todas las alarmas. Desde la sección
ferroviaria de UGT se denuncia incluso un intento por "domesticar" a los
usuarios de Guixar "para que no les resulte extraño el rodeo" por
Compostela. En una línea similar, el alcalde, Abel Caballero, avanzó que
"si alguien enfoca el nuevo tren como un experimento para que Vigo
asuma que, para llegar a Madrid, hay que pasar por Santiago, debe
olvidarlo de inmediato. No lo aceptaremos". El regidor mantiene la
variante directa de Cerdedo como "irrenunciable" para alcanzar la
capital en dos horas y media. Mientras la alta velocidad no llegue
exige, por "imprescindible", "reforzar el Vigo-Madrid por la línea
convencional del Miño y con trenes modernos".
De momento el
"experimento" de virar el enlace a Madrid se ciñe al Alvia que, desde el
21 de diciembre, ligará Vigo con Madrid los domingos y, en sentido
inverso, los viernes. Ese cambio supone elevar el tiempo del trayecto de
los S-730 actuales, de 6 horas y 33 minutos, a 7 horas y 25 minutos.
Una "penalización" que los expertos ugetistas entienden como un castigo
"a los ciudadanos de la comarca de Vigo, el área que sustenta la
economía real de Galicia" en favor del área de influencia de Vilagarcía.
Para amparar sus palabras recurren a las estadísticas.
La nueva
conexión no supone ningún cambio para los usuarios de Pontevedra. Los
híbridos actuales, que parten de la ciudad del Lérez en dirección
Guixar, tardan 7 horas y 6 minutos en llegar a Chamartín. Los del nuevo
enlace lo harán en 6 horas 58 minutos. UGT esgrime que los principales
beneficiados serán, entonces, los cerca de 91.000 usuarios del área de
Vilagarcía -O Grove, Cambados, Caldas o Portas, entre otras
localidades-, que ya en la actualidad disponen de una conexión diaria y
fluida con Santiago, desde donde pueden viajar a Madrid.
A cambio,
según los mismos cálculos de UGT, se suma una hora de trayecto a los
136.000 usuarios de la zona del Condado y Baixo Miño que recurren a la
parada de Vigo y Guillarei -el rodeo por Santiago elimina esta última- y
a los 465.000 de la ciudad y el entorno de O Morrazo que encuentran en
el Arenal su terminal más cercana. Cerca de 600.000 viajeros
perjudicados a los que los técnicos ugetistas suman aún otros 37.500
lusos procedentes de la región de influencia de Viana do Castelo.
Gracias al cruce de los datos de movilidad de Sá Carneiro sus expertos
estiman que los 250.000 habitantes del área fronteriza equivalen, de
cara a la demanda del servicio ferroviario, a 37.500 viajeros gallegos.
"A esa población hay que añadir además el peso que ejercen las empresas
de esta zona sobre la economía gallega, en la que, en la economía real,
representan cerca del 50%", zanja el sindicato.
El eje de Cerdedo
se encuentra en la actualidad en fase de estudio informativo y figura en
los presupuestos de 2013 con una asignación de 719.000 euros, sin
embargo desde UGT mantienen que "nunca hubo intención de que se
construyera". Esgrimen que el estudio se hizo en su día "para demostrar
que no supone ninguna ventaja en comparación a circular por Santiago",
plantean que la unión entre Pontevedra y Ourense no debe superar los 76
kilómetros y señalan errores en la bifurcación entre Vigo y A Coruña. El
sindicato sostiene que solo se necesita un eje de Cerdedo y no dos (por
lo que no es necesario duplicar la infraestructura) y un túnel bitubo
de 11,5 kilómetros. "Consideramos que alguien debería explicar o aclarar
por qué el coste de Cerdedo supera los 1.400 millones, el mismo coste
que el de Valencia-Castellón, para el que parece que sí hay dinero",
concluyen sus expertos.
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