18 marzo 2013

¿Resulta realmente rentable viajar en metro?

¿Qué resulta más rentable, viajar en metro o en coche?

El suburbano es mucho más competitivo en los trayectos desde el extrarradio. En la ciudad se reduce la rentabilidad, pero elimina los costes de estacionar

Los estudios de consumo indican que, pese a todo, el suburbano continúa siendo más competitivo que un turismo. Sobre todo para los usuarios del área metropolitana de Valencia, que cada vez representan un porcentaje mayor en el total de pasajeros de la red.
Según los análisis de Metrovalencia, un viajero que efectúa dos trayectos por jornada durante cinco días a la semana y recorre una media de 10 kilómetros por cada uno de estos desplazamientos ahorraría al mes 50,40 euros.
Para hacer estos cálculos, los técnicos han contrapuesto el coste del transporte público (en este caso, un bonometro de 10 viajes a la semana, cuyo precio para la zona tarifaria AB es de 10,40 euros) frente al consumo de un coche con un único ocupante.
En este caso, no sólo se ha tenido en cuenta el precio del combustible, sino que se han aplicado, además, coeficientes para repercutir gastos asociados, como la depreciación del vehículo o su mantenimiento. De este modo se ha calculado el coste medio por kilómetro para un turismo, que se situaría en torno a los 0,23 euros.

Más barato al área metropolitana

Con estas cifras estaría garantizado el ahorro por cada trayecto en metro desde las principales localidades del área metropolitana asignadas a la zona AB hasta el centro de Valencia.
Por ejemplo, un desplazamiento desde Paterna hasta la calle Colón costaría 2,35 euros en coche (optando por el recorrido más corto), frente a los 1,04 euros del viaje en bonometro o incluso los 2,10 del billete sencillo.
El escenario sería similar para Godella y Torrent (aproximadamente 2,8 euros en coche), Manises (2,5), Meliana (2,16) y Burjassot (1,9 euros), aunque en este último caso el título sencillo (por otra parte, cada vez menos utilizado) resultaría más caro que el trayecto por carretera.
La excepción se halla en el trayecto al aeropuerto de Valencia, que al estar encuadrado en la zona D a modo de suplemento merma la competitividad de este transporte desde su perspectiva económica.
Y es que a pesar de que a la terminal de Manises apenas le separan 10 kilómetros de la ciudad, la tarifa del suburbano asciende hasta los 3,90 euros, muy por encima del coste aproximado en coche, en torno a los 2,3 euros.

La excepción del aeropuerto

Desde Metrovalencia, sin embargo, se estima que se trata de una cuantía asumible y acorde a las tarifas vigentes en otras urbes europeas con un transporte similar (de hecho, se subió recientemente), todavía muy competitiva respecto al taxi o a los precios del aparcamiento del propio aeropuerto.
Lo cierto es que el suburbano conecta Valencia con esta infraestructura en menos de media hora, pero las posibilidades que ofrece este medio de transporte resultan aún más ventajosas para las poblaciones del extrarradio.
No en vano la actual de red permite desplazarse desde los diez municipios más relevantes (Torrent, Paterna, Quart de Poblet, Mislata, Alboraya, Manises, Burjassot, Godella, Paiporta y Picanya) al centro de la capital en menos de 20 minutos, rebajando incluso las marcas que se obtendrían en coche.
La rentabilidad del metro cae en la misma media en que las distancias se reducen. Es por tanto más ajustada en la zona A, especialmente en los viajes intraurbanos. Así, el trayecto en coche entre las estaciones de Machado y Colón costaría alrededor de 89 céntimos mientras que el coste de un viaje con un bonometro de la zona A ascendería a 72.
En algunos casos concretos, el balance podría llegar a ser negativo, como sucedería en un hipotético desplazamiento entre las estaciones de avenida del Cid y Colón. La diferencia sería aquí favorable al vehículo privado, pero apenas alcanzaría los 0,053 euros.
Ni siquiera en este supuesto se inclinaría la balanza en pos del turismo, ya que el estudio no tiene en cuenta las dificultades para hallar aparcamiento, o el coste de estacionar en zona azul o de recurrir a parking público.
La bicicleta se erige, en realidad, en el mayor competidor del metro en las rutas intraurbanas, como así refleja el espectacular crecimiento del servicio público de alquiler, Valenbisi. Para el coche, sin embargo, no hay lugar. La cartera prefiere el transporte público.

fuente  http://www.elmundo.es

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