25 mayo 2014

Clave de la propagación internacional de la alta velocidad

Cómo el AVE intenta conquistar el mundo

La experiencia en alta velocidad de nuestro país abre las puertas a las empresas españolas en los grandes concursos del sector.
Pocos casos son tan paradigmáticos a la hora de demostrar el desarrollo económico de un país como la alta velocidad. Una proyección de músculo con la que subirse al carro de la modernidad y con la que muchas de las nuevas potencias mundiales buscan además sacudirse los complejos de inferioridad que todavía persisten en su memoria colectiva. Así pues, la fiebre por la alta velocidad, la de los 300 kilómetros por hora (por debajo es velocidad alta, que no es lo mismo), se ha expandido sin freno por todo el globo, provocando que muchos de estos ojos ansiosos miren directamente a España.
Nuestro país es, sin duda, uno de los pioneros en esta materia a escala internacional. Así lo pone de manifiesto la red doméstica de la que hacemos gala y contratos en el extranjero como el del AVE a la Meca, donde la ingeniería española está encontrando nuevas soluciones con las que hacer frente a las difíciles condiciones del desierto. El éxito en este último proyecto es clave para la propagación internacional de la alta velocidad nacional, habida cuenta de que en los próximos cinco años los concursos para construir infraestructuras de este tipo se multiplicarán por todo el mundo.

América

El continente americano es uno de los que más oportunidades presenta para las empresas españolas. Tanto Estados Unidos como México y Brasil prevén desarrollar importantes proyectos de este tipo en el corto plazo. El más avanzado es sin duda el que ya se está construyendo en California, con el propósito principal de conectar las ciudades de San Francisco y Los Ángeles, separadas por casi 600 kilómetros. El primero de los tramos en que está dividida la obra fue adjudicado hace menos de un año y las autoridades ya han sacado a licitación el segundo. Un concurso de 1.200 millones para construir 90 kilómetros de vías al que han sido invitadas OHL, ACS y Ferrovial.
El coste total de este proyecto, que en un futuro lejano podría extenderse hasta Vancouver (Canadá) y San Diego en el sur, se estima en cerca de 50.000 millones de euros (68.000 millones de dólares).
En EEUU también existe otro proyecto de alta velocidad en la Costa Este para unir Boston con la capital, Washington, pasando por Nueva York, aunque en este caso la existencia de trenes de velocidad alta y expresos, sumado al debate de si realmente sería posible o no rentabilizar tan ingente inversión, ha paralizado de momento este ambicioso proyecto.
En el caso de México, la llegada de Peña Nieto a la presidencia del país ha dado un importante impulso a la inversión en infraestructuras. Dentro de este plan de modernización, el ferrocarril es una parte importante. Y la construcción de una línea de alta velocidad entre Ciudad de México y Santiago de Querétaro, con una distancia de 220 kilómetros, parece una prioridad. De hecho, entre los medios de comunicación cunde la ilusión frente a este proyecto que tendrá un coste cercano a los 2.400 millones de euros (41.000 millones de pesos mexicanos). Gerardo Vázquez, director del Centro de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, fue claro al respecto sobre el próximo concurso para hacer realidad la alta velocidad en México, al asegurar que las compañías de España, Francia, Alemania, China, Japón y Canadá, son las únicas que cuentan con la tecnología necesaria para el desarrollo del proyecto.
Brasil es el tercer país de América que también tiene en mente abrir las puertas a la alta velocidad conectando Río de Janeiro con Sao Paulo. Una línea con 610 kilómetros incluido el ramal de Campinhas valorada en 13.000 millones. El concurso para la adjudicación de las obras fue cancelado en 2013 pero está previsto que se reactive a finales de este año. Para optar por este proyecto se unieron Renfe, Adif e Ineco; así como Cobra (ACS), Talgo, Indra, Elecnor, Abengoa, Thales, Bombardier y Dimetronic del sector privado.

Oportunidades en Asia

Al otro lado del mundo, en el continente asiático, las autoridades de muchos países también están preparando importantes proyectos ferroviarios vinculados a la alta velocidad. No obstante, no todos estos mercados son aptos para las empresas españolas. En China, por ejemplo, el país con más kilómetros de alta velocidad del mundo, entrar es prácticamente imposible por la potencia de las empresas públicas nacionales, mientras que en Japón sucede algo parecido por la larga trayectoria ferroviaria que atesoran muchas de sus empresas.
Sin embargo, una cosa muy distinta sucede en India, Rusia y Turquía, tres zonas en las que el desembarco de las empresas españolas en materia de alta velocidad ya se ha producido o al menos las posibilidades de que eso suceda son muy altas. OHL, por ejemplo, ya ha ejecutado la construcción de uno de los tramos que restan para completar la conexión con este tipo de trenes entre Estambul y Ankara, concretamento un tramo bajo el estrecho del Bósforo en la antigua Constantinopla. Pero los planes del Gobierno de Recep Tayyip Erdogan van más allá, con nuevas obras entre Ankara y las ciudades de Izmir y Sivas entre otras.
En total, Turquía ha invertido hasta la fecha algo más de 11.000 millones de euros para la construcción y operación de 1.000 kilómetros de alta velocidad y su objetivo a hasta 2023 pasa por ampliar la red en otros 10.000 kilómetros.
Más al norte, en Rusia, el Ejecutivo de Vladimir Putin ha iniciado el periodo de consultas para dar el pistoletazo de salida al concurso del AVE ruso. Después de conectar Moscú y San Petersburgo con un tren de altas prestaciones, pero que no es estrictamente alta velocidad al circular por debajo de 250 kilómetros por hora, la idea ahora consiste en conectar la capital del país con Kazán, situada a 820 kilómetros al este de Moscú.
Según el Kremlin, empresas de España, Francia, Alemania, Italia y China se han interesado ya por este proyecto, que incorpora una novedad con respecto a todos los que se han hecho hasta ahora. Y es que la velocidad de los trenes en este recorrido será de hasta 400 kilómetros por hora. Un reto tecnológico con el que Rusia quiere situarse a la vanguardia mundial. El coste de la obra, sin precedentes, según las estimaciones (que no dejan de variar), es de más de 20.000 millones de euros. Asimismo, los primeros concursos para su construcción podrían empezar a finales de este mismo año.

Siete recorridos posibles

En la India también se ha apostado por crear una red de alta velocidad a imagen y semejanza de China. De hecho, las autoridades del país han estado visitando recientemente a su vecino para ver de cerca las ventajas de una red de este tipo. De momento, en Nueva Delhi ya han elaborado un total de siete estudios de viabilidad para saber qué rutas serían las más rentables. No hay que olvidar que este es uno de los puntos críticos de la alta velocidad. Las inversiones que requiere son tan importantes que lograr rentabilizarlas es el principal quebradero de cabeza al que se enfrentan los promotores de este tipo de infraestructuras. Así, entre la empresas que han analizado una de estas rutas se encuentran las españolas Ineco, Prointec y Ayesa. Todavía no hay una fecha definitiva sobre cuándo empezarán los primeros concursos de adjudicación pero los medios indios podrían comenzar entre el año que viene y el siguiente.
Dos regiones en las que la alta velocidad española también tiene interesantes posibilidades de seguir expandiéndose son Oriente Medio y Australia. En este último, el Gobierno acaba de presentar un plan para unir Melbourne y Brisbane con un coste estimado de 56.000 millones de euros. En total son 1.800 kilómetros de vía, que se construirían en poco más de once años. El objetivo pasa por tener lista esta infraestructura para el ejercicio 2025.
En cuanto a Oriente Medio, las experiencias del AVE a la Meca serán cruciales para que en los próximos años se ponga en marcha una ambiciosa iniciativa para conectar todos los países de la región mediante alta velocidad.
Así, desde Kuwait, pasando por Arabia Saudí, Baréin, Catar, Emiratos Árabes Unidos y Omán podría circular en el futuro otro de los muchos trenes bala que inundarán el mundo.

fuente El Economista

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