La estación intermodal en la que los pasajeros aguardarán los autobuses y los cercanías a Alicante y Murcia los próximos dos años no dispone de ningún rincón donde cobijarse de la lluvia o el viento
e. g. b. Las
dársenas y andenes provisionales instalados por Sacyr para que los
viajeros puedan seguir utilizando los autobuses interurbanos y los
trenes de cercanías estará en uso al menos durante dos años, mientras
duren las obras del Ave. En todo ese tiempo, el frío y la mala conexión
peatonal prometen ser las notas dominantes.
Perder el tren y tener que esperar una hora hasta el siguiente puede ser
un auténtico fastidio en la estación intermodal de Orihuela, una
instalación provisional en la que los pasajeros no encuentran un solo
rincón en el que resguardarse del frío. Un techo de chapa es el único
consuelo si se pone a llover, aunque es imposible esconderse del viento
que corre por los andenes y las dársenas de autobuses, que están
colocadas prácticamente en medio de la huerta. Orihuela tendrá una nueva
estación a estrenar cuando acaben las obras del Ave, pero para eso
quedan al menos dos años y con la llegada del invierno se han comenzado a
escuchar las quejas de los viajeros, que no consideran muy acogedora la
actual.
Obviando las inexistentes comodidades de un edificio cerrado con climatización y cafetería, la estación dispone de máquinas de autoventa de billetes, de taquillas que funcionan en el horario habitual, baños en casetas prefabricadas y unas máquinas expendedoras de bebidas y aperitivos. Dos relojes y una pantalla en la que se muestra el horario de los próximos trenes completan una instalación que cuenta con los bancos, las papeleras y la cartelería necesarias, aunque adolece de algunos fallos. En unos casos son errores fáciles de solucionar, como los paneles que indican al pasajero que se dirija a la derecha si quiere ir al andén 1 cuando en realidad es necesario ir en la dirección contraria (en este caso la errata resulta muy evidente y no confunde a los usuarios, porque en la dirección indicada se ve a simple vista que solo hay maquinaria y materiales apilados para la obra).
En otros casos, sin embargo, hay deficiencias de importancia que nadie ha pensado en solucionar desde que el 1 de octubre entró en funcionamiento la intermodal, ni el Ayuntamiento ni la empresa Sacyr (concesionaria de las obras que ejecuta Fomento). Para comenzar, que no hay pasos de peatones justo delante de la estación, lo que implica que muchos acaben cruzando por una carretera de doble dirección y escasa visibilidad por la proximidad de una curva cerrada; o que el cruce peatonal entre un andén y el otro se hace directamente caminando sobre las vías del tren, aunque con señalización y personal de seguridad.
Accesibilidad
Los que van cargados con maletas, carros y sobre todo en silla de ruedas se encuentran con que la estación sí tiene rampas de acceso, pero no se puede decir lo mismo de las aceras por las que se llega caminando hasta ella. Se da así la circunstancia de que alguien con una silla de ruedas puede recorrer prácticamente toda la distancia hacia el centro de Orihuela (en dirección a la Avenida Teodomiro) y darse cuenta al llegar al final de que no hay rampa para bajar de la acera, que tiene una altura considerable, y que o alguien le presta ayuda o tendrá que darse la vuelta. Al otro lado, el espacio habilitado para los peatones es tan estrecho que resulta también impracticable y al final muchos acaban caminando por la calzada, con el peligro que ello supone.
Lo que sí es inevitable son los siete minutos aproximados que se tarda de más en llegar andando desde el centro a esta estación provisional con respecto a la anterior, con el agravante de que no hay a menos de medio kilómetro cafeterías ni comercios en los que distraerse. Ese recorrido extra que hay que completar caminando desde el centro hay que tenerlo en cuenta para no perder el tren y, a la vista del frío que se puede llegar a pasar, para evitarse un resfriado.
fuente: http://www.diarioinformacion.com
Obviando las inexistentes comodidades de un edificio cerrado con climatización y cafetería, la estación dispone de máquinas de autoventa de billetes, de taquillas que funcionan en el horario habitual, baños en casetas prefabricadas y unas máquinas expendedoras de bebidas y aperitivos. Dos relojes y una pantalla en la que se muestra el horario de los próximos trenes completan una instalación que cuenta con los bancos, las papeleras y la cartelería necesarias, aunque adolece de algunos fallos. En unos casos son errores fáciles de solucionar, como los paneles que indican al pasajero que se dirija a la derecha si quiere ir al andén 1 cuando en realidad es necesario ir en la dirección contraria (en este caso la errata resulta muy evidente y no confunde a los usuarios, porque en la dirección indicada se ve a simple vista que solo hay maquinaria y materiales apilados para la obra).
En otros casos, sin embargo, hay deficiencias de importancia que nadie ha pensado en solucionar desde que el 1 de octubre entró en funcionamiento la intermodal, ni el Ayuntamiento ni la empresa Sacyr (concesionaria de las obras que ejecuta Fomento). Para comenzar, que no hay pasos de peatones justo delante de la estación, lo que implica que muchos acaben cruzando por una carretera de doble dirección y escasa visibilidad por la proximidad de una curva cerrada; o que el cruce peatonal entre un andén y el otro se hace directamente caminando sobre las vías del tren, aunque con señalización y personal de seguridad.
Accesibilidad
Los que van cargados con maletas, carros y sobre todo en silla de ruedas se encuentran con que la estación sí tiene rampas de acceso, pero no se puede decir lo mismo de las aceras por las que se llega caminando hasta ella. Se da así la circunstancia de que alguien con una silla de ruedas puede recorrer prácticamente toda la distancia hacia el centro de Orihuela (en dirección a la Avenida Teodomiro) y darse cuenta al llegar al final de que no hay rampa para bajar de la acera, que tiene una altura considerable, y que o alguien le presta ayuda o tendrá que darse la vuelta. Al otro lado, el espacio habilitado para los peatones es tan estrecho que resulta también impracticable y al final muchos acaban caminando por la calzada, con el peligro que ello supone.
Lo que sí es inevitable son los siete minutos aproximados que se tarda de más en llegar andando desde el centro a esta estación provisional con respecto a la anterior, con el agravante de que no hay a menos de medio kilómetro cafeterías ni comercios en los que distraerse. Ese recorrido extra que hay que completar caminando desde el centro hay que tenerlo en cuenta para no perder el tren y, a la vista del frío que se puede llegar a pasar, para evitarse un resfriado.
fuente: http://www.diarioinformacion.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario